¿Cómo estás? Espero que te encuentres bien allí donde estés. Nosotros no nos podemos quejar, Mamá tiene ya alguna goterilla aunque afortunadamente nada grave, y Edu está hecho un roble, va al cole que tú querías y es muy feliz. Está aprendiendo a leer y escribir y no lo hace nada mal, la verdad.
Mis hermanos también están bien, y aunque no lo dicen y casi no hablan de tí, yo se que también te echan mucho de menos. Y los niños, pues creciendo, como es normal. David está ya muy mayor, y aunque está pasando unos momentos un tanto difíciles (la edad del pavo, ya sabes... recuerdas la mía??? bufff), es un niño maravilloso y muy inteligente. Y Lucía, pues como siempre, la "niña rosa", cariñosa y mimosona, se la hace feliz con poquita cosa...
En cuanto a mí, pues aquí sigo. Cumplí la promesa que te hice cuando ya estabas tan malito, y salí de todo aquello tan malo. Ahora estoy tranquila y disfrutando de ver crecer a nuestro Edu sano y feliz. Pero me está costando mucho seguir adelante sin tí, Papá, necesito tus consejos, tu sabiduría y tu calma en momentos de tensión.
Mi vida ha cambiado mucho desde que no estás, ahora tengo un trabajo estupendo en el que he encontrado algunas personas estupendas, estoy cerquita de casa y aunque me pierdo momentos tan maravillosos como llevar a Edu al cole, pero tengo otras compensaciones.
Me he encontrado muchos baches en el camino, y ha sido muy muy duro llegar hasta aquí, pero ahora echo la vista atrás y me doy cuenta de que ha merecido la pena. Como me hubiera gustado que hubieras estado aquí para vivirlo todo a mi lado y poder disfrutar la satisfacción del triunfo. Sigo sin entender porque te fuiste así, tan de repente, le doy vueltas y más vueltas, pero no consigo encontrar una respuesta...
Mi querido Papá, no pasa ni un solo día en que no piense en tí, en que no mire tu foto y en que no recuerde tu voz, tus manos... En fín, no se que decirte que no te haya dicho ya tantas veces en mis pensamientos y en mis sueños... Por favor, no te olvides nunca de cuidar de Edu, ya sabes que hay momentos en que yo no puedo estar con él y solamente tú le ves y le cuidas.
Fuiste un gran señor mientras estabas con nosotros y ahora que ya no estás te has convertido en nuestro ángel de la guarda, quiero creer que esa estrella que tanto brilla en el cielo es la luz de tu alma que nos ilumina para que no nos equivoquemos de camino, así que por favor, nunca apagues esa lamparita para que no tropecemos, y cuida de nuestro niño para que siga creciendo sano, feliz y a mi lado.
De aquí al cielo, Papá, así te quiero...
Tu niña.
